Rey del Dolor

martes, 25 de enero de 2011

La Reina Dirilo (El duendecillo y yo)

Aun no se lo que fue. Si fue real o no. Tal vez las judías que me comí aquel día a la hora de comer, o esa cosa rara de bebida que tome de postre o esos lacasitos que me dio un compañero del trabajo...que me da a mi que no eran lacasitos.

Pero cuando volví a casa tuve que ir corriendo al baño, todo me daba vueltas y solo quería vomitar.

Mientras le daba mis respetos al “Señor Roca” apareció de la nada un duendecillo verde, que no mediría más de treinta centímetros, y con barba pelirroja. Se quedo inmóvil sobre el lavabo mirándome fijamente con cara de pocos amigos. -"Grrrrrrr"-. Gruño.

Yo naturalmente flipaba, "¿que coño llevaría las judías?" pensé. -"¡Eh!, ¿que coño quieres?"-. Yo tan amable como siempre le dije a mi pequeño intruso.

-"Grrrrr...me envía para matarte...grrrr"-. Me contesto entre gruñidos. Se saco un cuchillo de la espalda y se abalanzo sobre mí como un poseo.-"¡BANZAI!"-.

-"¡OSTIA
!"-. Yo le esquive como pude. Saltaba de un lado para otro detrás de mí. Cuando estuvo a punto de clavarme su cuchillo pude coger el bote del gel de baño y se lo tire. Le impacto en toda la cara y cayó contra la puerta. El cuchillo resbalo de sus manos y se perdido por debajo del mueble de las medicicinas. -"Y, ¿ahora que?".-

-"Grrrrr"-. Se abalanzo sobre mí y agarro a mi brazo como una lapa. Yo le golpeaba en la cabeza como con la escobilla del baño para que me soltara pero no cedía.

Ante esto, intenté golpear mi brazo donde el duendecillo se agarraba contra la pared. Antes de que colisionara él salto y mi brazo golpeo de lleno contra la pared. -"¡MIERDA!"-.

El se río de mi dolor, pero en ese momento, aprovechando un pequeño despiste, con el otro brazo le golpeé y voló cayendo dentro de la bañera. Le cogí del cuello e intenté hablar con él. –“¿Por qué quieres matarme?, ¿y de donde vienes?”-.

Él me miraba gruñendo pero no decía nada. Le zarandee un poco para ver si respondía pero seguía callado.

Entonces abrí el grifo del agua.-“a los duendes no os gusta el agua… ¿verdad?”- Su mirada cambio, al parecer ya quería hablar.

-“Me envía la Reina Dirilo para mataros”-. Me dijo temblando.

-“¿Quién es esa tal reina?”-. Pregunte intrigado.-“¿Qué la he hecho yo y por qué desea mi muerte”?-.

El duendecillo al verme dudar, forcejeo pero de nuevo le agarré fuertemente. –“Es la reina de mundo de Dirilo, un lugar muy lejano de aquí. Ella es la Reina de todo aquel lugar. Es una mala mujer, malvada como la que más. No tiene sentimientos y trata a su pueblo con tiranía. No le importa nadie salvo ella”-. Dijo sin casi respirar

-“Y yo, ¿Qué pinto en todo esto?”-.

-“Eres parte de una antigua leyenda, se supone que tú serás quien termine con ella. Así que me envío para matarte”-. Y ya no dijo nada más.

Me quede pensativo, baje la guardia y el duendecillo aprovecho para morderme la mano y así soltarse. Reaccione tarde, él ya corría por todo el baño hasta que llego al retrete y se tiro por él desapareciendo por el agua. Yo ya no me atreví a meter la mano por aquel agujero.

¿Quién esa Reina?, ¿el mundo de Dirilo? y ¿esa antigua leyenda?...en serio, debo dejar de tomar cosas raras, alteran mi cerebro…y de repente noté un gran golpe en la cabeza y todo se volvió oscuro y solo pude oír…-“Ya le tenemos, él nos salvará de la Reina Dirilo”.- Y me desmaye.

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