Desde muy joven he intentado seguir las evoluciones de la Formula 1, un deporte que con más o menos continuidad he seguido, desde que corría el mítico Senna con sus enfrentamientos con Prost hasta ahora. Siempre me gusto saber como cada domingo termina la carrera y como iba el mundial de pilotos. También debo reconocer que lo deje un poco de lado cuando el alemán Michael Schumacher lo ganaba absolutamente todo con Ferrari, y paso ser un poco aburrido y apenas existía emoción, sobre todo cuando su propio equipo humillaba al pobre Barrichello, que era el eterno segundón. El teutón nunca tuvo un rival digno, hasta que llego nuestro Fernando Alonso a este circo de la F1.
Ahora, con todo lo que ha sucedido esta temporada en la F1, reconozco abiertamente que me he convertido en peor persona y que he sacado lo peor de mí. Este año cada vez que me ponía delante de la televisión para disfrutar de una carrera de F1 me ponía de muy mala leche. Toda esa culpa recaía en un niñato llamado Lewis Hamilton y su jefe de escudería, McClaren, llamado Ron Dennis, que a la postre, también era el jefe de nuestro Alonso y eso aun me ponía más de mala leche por las trastadas y putadas que le han hecho a lo largo del año, siendo él, junto a De La Rosa, quienes han hecho que ese coche sea competitivo.
El Roncito de los cojones se ha pasado toda la temporada haciendo trampas y perjudicando descaradamente a nuestro Alonso, un bicampeón del mundo frente a un novato, Luisito, que con un comportamiento prepotente y soberbio, ha hecho lo que le ha dado la gana tanto dentro del equipo como en la pista sin ser sancionado por ninguna de sus fechorías, que han sido unas cuantas y con ello la antipatía de casi todos los pilotos de la F1.
Uno recuerda todo lo que ha hecho, tanto a su equipo como a Alonso, empezando con lo de Hungría, que si cualquier trabajador lo hace en su empresa, la de no seguir las ordenes del equipo, esta de patitas en la calle. Él no, se sale con la suya y sancionan tanto al equipo como a su compañero. Sin olvidar las ayudas de los comisarios, con la famosa grúa o provocar accidentes, como en Japón y no ser sancionado por ello...etc.
Por ello, yo deseaba, con una maldad cruel y bestial que nunca antes tuve, que Luisito se estrellará contra el muro, o se le calará el coche en la salida o que Súper Sato le hiciera alguna perrería de las suyas. Todo lo malo, lo peor, tenía que sucederle a este crío que se creía estar por encima del bien y del mal.
Pero la culpa no fue toda suya. Roncito, con su igualdad ante los dos pilotos¿?, ayudo a que el novato se lo creyera. El error fue grande y lo pago, no solo por apostar al caballo perdedor, sino también por tramposo y ser acusado de espionaje frente a Ferrari, lo que le hizo perder el campeonato de constructores, esta mal dicho pero que se joda.
Pero este mal que padezco, seguramente no sea el único que lo sufra, muchos españoles seguro que lo padecen igual que yo. Un mal que también viene alimentado por un señor llamado Bernie Ecclestone, el manda más de la F1, que con sus imparciales declaraciones, decía quien debía ganar el mundial, y como no, ese debía ser Luisito.
Así son los ingleses, que desde hace más de diez años un ingles no gana el mundial siendo el último en hacerlo Damon Hill en el 96. Peor lo llevan en su torneo de tenis, Wimblendon, que llevan décadas sin ganarlo.
Por todo esto y muchas cosas más, me alegre mucho el otro domingo cuando Kimi Raikkonen, con un Ferrari, se proclamaba por vez primera campeón del mundo de F1 en perjuicio de los McClaren. En Brasil se hizo justicia, después de toda esta temporada los McClaren no merecían ganar, y por ello disfrute, y vibre cuando Luisito se salio de pista o cuando se le paro el coche, nunca me alegre tanto del mal de otro. Solo falto ver la cara de tonto que se le quedo a Roncito cuando su pequeño novato perdía el mundial, un mundial que tuvo ganado pero por prepotencia y envidia perdió.
Me hubiera gustado mucho que hubiera ganado Alonso, pero creo que el palo que se lleva Roncito, que aun llora y patalea como un niño mimado intentando ganar en los despachos lo que no ha podido ganar en la pista, es lo mejor que podía pasar. Apostó al piloto erróneo. Un piloto que fue incapaz de mantener su orgullo, y demostró una codicia y una soberbia que le hizo, el solito perder campeonato.
Espero que el año que viene no padezca estos síntomas, aunque nunca se sabe. La F1 nunca ha destacado de ser un deporte limpio y siempre habrá envidias, espionaje…etc., pero espero que gente como Ron Dennis no sigan en este circo y que Lewis Hamilton haya aprendido la lección, pero aun le queda para ser campeón del mundo, Alonso esta picado y es peligroso.
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