Rey del Dolor

viernes, 25 de febrero de 2011

Una carta bajo la lluvia


Sentado junto a la ventana de mi pequeña habitación siento como una fría lluvia cae mientras escribo esta carta para ti.

En ella te digo que estoy mejor y que ya he superado el mal momento que pase desde que tú te fuiste de aquí. Ahora me siento libre, soy feliz por el momento que estoy viviendo. Me alegra poder pasear y no tener que encontrarte en ningún sitio.

Tengo estos pocos minutos ahora para enviarte estas palabras que me hacen sentir mejor. Soy querido en cualquier lugar a donde voy y de menos ya no te echo. Y aunque estar contigo bajo la luz de luna ya no me seduzca, sin ti me siento mejor.

Todas me ven ahora como un Casanova, pero sabes que ese no es mi estilo. Yo sigo siendo el mismo de siempre, con los mismos amigos, ellos siempre estarán a mi lado cuando lo necesite.

La firme con mi nombre, como si algo yo en ti significase. La doble y en un sobre la metí. Con un beso sellada y sin pensarlo dos veces baje a la calle y en el buzón la empuje.

La carta mi humor algo mejoró. Ahora en mi soledad creo sentirme más feliz. Paseo por la ciudad, observando cada cosa que pasa a mí alrededor, pero a medio camino de mi casa, tuve que cambiar la dulce melodía que me acompañaba en mi mente. Al ver tan solitaria mi habitación los recuerdos tan bellos que contigo tuve volvieron a fluir. El espejo sorprendió a mis ojos cuando sentado sobre la cama yo lloraba al recordar sobre mí tu dulce rostro. Sin ti la cama está tan desértica, tan vacía como mi alma.

Miedo a que leyeras la carta donde te decía que estaba mejor, cuando no era verdad. Salí de casa sin pensarlo pero cuando llegue al buzón para poder recuperar la carta, vi la camioneta de correos bajo la lluvia se alejaba de allí.

No quise perder la fe, y cuando estaba saliendo empecé a correr tras la camioneta que llevaba la carta que te había enviado. Intente seguirla, pero perdí el autobús y también perdí el tren que llevaba a tu nueva casa. Terminé caminando bajo la fría lluvia mientras calle abajo un gran perro me perseguía.

Por mi mismo siento vergüenza, y por ello pediría perdón. Desearía que yo fuera otro quien deambulase bajo la lluvia solo por la ciudad por culpa de una carta, por culpa del mismo error de siempre. Pero por ello no será causa por la que podría pedir tener tu compasión.

Fui hasta el lugar donde tú vives, ahora es más opulento. Mejor barrio, obviamente con una renta más alta que teníamos en nuestra acogedora y pequeña habitación donde yo aun te echo de menos. Un piso con vistas al mar, todo lejos de toda contaminación de la ciudad.

Tuve la sensación de que la suerte me iba acompañar. El portero amablemente me dijo que estás fuera de la ciudad, y aunque sea por la tarde siempre tu nuevo novio hace una visita. Decidí sentarme frente al portal intentando cubrirme de la lluvia y esperar a que viniese el cartero.

Pasaba lentamente el tiempo y solo me venían recuerdos de ti. Y una sonrisa alumbro mi rostro cuando vi al cartero por el sendero bajar. – “Dame esa carta, es para mí. No quiero que ella lo lea, no busco hacer ningún truco y menos hacerte daño, solo se consecuente con un enamorado, es mejor que ella no lea esa carta.”-

Él pensó que yo era un lunático, motivos no le faltaban. Pero entonces ¿Quién crees que en escena apareció? Pues ese nuevo novio tuyo que te has echado, que al verme allí se sorprendió.

Yo sin mediar palabra, golpeé al cartero y también golpeé a tu novio. Cogí la carta y corrí para esconderme y poder destruir la carta. No mire atrás, huí lo más rápido posible hacía nuestra antigua casa.

La policía llego a mi casa a la hora del te. Expresaron que querían interrogarme por el incidente que tuve con el cartero y tu nuevo novio. Sé que soy culpable, solo buscaba que no leyeras mi carta. Ahora puedo maldecir mi suerte, esa carta donde te contaba que estaba mejor fue mi desastre.

Ahora tengo que encontrarme con el magistrado, fue todo por una inocente niñería. Locura de un hombre enamorado que envió una carta con un beso sellada. No fue uno de mis mejores días, los he tenido mejores y volar lejos de esta ciudad me gustaría pero no puedo por que tengo que visitar al juez cada semana.

Ahora no estoy mejor, esa carta fue mi gran error. Todo lo escrito en ella es una gran mentira en este mundo tan pequeño. Ahora tumbado en la cama que algún día también fue la tuya, recuerdo que aun tengo esa carta guarda entre los libros de mi pequeña habitación.

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