Rey del Dolor

martes, 16 de enero de 2007

Otra noche cae sobre Madrid


Otra noche cae sobre Madrid, aun su corazón se puede oír latir. Por sus calles van mi camino pero mis pasos me dirigen sin sentido hacía ningún lugar en concreto. Paseo para poner mis sentimientos que tengo hacía ti en orden en esta fría noche que cae sobre Madrid. Bajo por las calles hacía el centro. Me cruzo con rostros grises, sin vida, donde sus miradas se corrompieron entre copa y copa. Me abrocho el abrigo y una mujer me ofrece por dinero pasar la noche sobre su cuerpo. La regalo una sonrisa, pero no soy ningún animal con hambre capaz de dar su alma por ello.

Mis pasos me guían a la Puerta Del Sol, allí el reloj marca más allá de la medianoche. Me pierdo entre la multitud, son instrumentos sin ningún sentimiento que llevan tiempo sin ver del sol su luz. Tal vez quieran huir de algo, es amor y odio lo que expreso. Es otra noche que recorro Madrid para orientar mis sentimientos que me atormentan últimamente.

Mi destino me dirige a la Plaza Mayor. Allí a mis oídos dulces melodías emborrachan a mi frágil corazón. Músicos locos, que con sus canciones mi paso armonizan e incluso me extraen alguna sonrisa. Les echo unas monedas, y su música me hace sentir que por un momento he liberado la angustia que hasta aquí me trajo.

Por las calles interiores me pierdo, estrechas y oscuras que revive algún miedo en mi interior. Un joven se pincha en un callejón, sus ojos se cruzan con los míos, tristeza y amargura vi yo en ellos. La droga se posa a mí alrededor, es otro mal que al mundo le crece. Todos buscan algo más, pero a ese juego aun somos fieles.

Una pareja entre besos se despide en un portal, vagabundos deambulan sin tener un cobijo donde poder dormir esta noche. Una dulce niña comida me pide, sucia y hambrienta, le doy algo de dinero, esto no me hace mejor persona. Aflicción es lo que puedo sentir, es la noche que cae sobre Madrid.

Los bares rebosan de ilusos jóvenes que al diablo han vendido sus almas. El alcohol no deja de correr en mano en mano, todos hemos caído en esa tentación, a veces han sido demasiadas. Pero no será otra noche única, es todo una verdad fingida cuando ves caer tus entrañas a la acera.

Al fondo oigo agudas sirenas, sus luces se reflejan por todo Princesa. Almas con alcohol por sus venas ven su cuerpo yacer en el frío asfalto. Y es aquí donde podría vivir, es donde quiero vivir aunque la noche aun es fría en Madrid.

Queda poco para las seis y un autobús frente a mi pasa. No es mi intención cogerlo, queda mucho por ver, queda mucho en que pensar. Salí a caminar por Madrid contigo en mi mente. Recorrer cada calle para poder poner mis sentimientos en orden. Mis ojos te buscaban en cada lugar y lo único que encontraba era un vacío que mis ojos me delataban con sus lágrimas. Pero ahora debo de nuevo emprender mi camino.

Castellana abajo, y el sol poco a poco se empieza a reflejar sobre los cristales de los edificios, contagiando a la ciudad de alegría. La luna ya se oculto, pero con ella mis dudas aun perduran. El silencio acompaña todo mi camino, la oscuridad ya no es ningún muro. Gente corriendo hacia sus trabajos, coches por todas partes. Mi camino pasa por la Cibeles, parece susurrarme al oído cual debe ser mi destino. Me despido con una sonrisa y mis pasos ya tiene donde ir. Debo olvidar lo que vi esta noche, ya se lo que mi corazón siente por ti.

Mis pasos me llevan hasta tu puerta. Alzo la mirada a tu ventana, podría desear muchas cosas pero ahora solo contigo busco pasear por Madrid. Más bellas son sus calles de día si de tu mano cogido sin dirección paseamos por el Retiro. Intento olvidar todo lo que vi en esta noche sobre ciudad. Hay una suave brisa que tu rostro acaricia, y una sonrisa me regalas, no hay mejor despertar. Aquí, contigo es donde deseo vivir, es otra fría mañana sobre Madrid.

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