Rey del Dolor

domingo, 4 de marzo de 2007

El Rey del Dolor


Ayer sentí un extraño ruido que me hizo despertar en mitad de la noche. Al abrir los ojos vi que delante de mi cama había un ángel negro y mofletudo. No era su primera visita, ya años antes había decidido bajar a verme pero nunca fueron fructuosas sus presencias y esta no iba ser menos.

Fumándose un gran puro cubano, paseaba por mi pequeña habitación mientras me observaba con una grandiosidad que nunca le había visto antes. No se si tener tales visitas fuera por culpa del eclipse lunar o por el alcohol que había consumido la noche anterior, pero me hacía ver cosas que no entraban dentro de mi fatigosa imaginación a esas altas horas de la madrugada.

Sonrió y se me acerco. Me miro de arriba a bajo con apatía pero aun más se veía ironía en su penetrante mirada mientras con voz rotunda me decía. – “Chaval, vengo a contarte dos noticias, una buena y otra mala.”- Yo aun no salía de mi asombro por tener de nuevo su presencia. –“La buena noticia es que vas a dejar de hacer el gilipollas, algo que últimamente lo haces de puta madre, y la mala noticia es que lo has estado haciendo más de seis meses como un gran campeón.”- Y se esfumo sin más, dejando un fuerte olor a tabaco y el eco de su malévola risa en mi pequeña habitación.

Tras esta extravagante y breve visita, sus palabras me dejaron pensativo durante un corto periodo de tiempo, analice todo la respectiva de mi vida en los últimos meses y concluí que el jodido ángel negro y mofletudo tenía toda la razón del mundo. Estar a pico y pala para alcanzar la conquista del corazón de una mujer, y ver todo destruido tras mi encuentro con una gran ola llena de mala ostia, es de ser un gran gilipollas. Todo lo que has hecho a sido inútil, nada de lo que pude hacer o decir sirvió alguna vez para obtener lo que uno pretendía sin dejar de sentirse humillado. Cosas que pude ver o sentir, fue todo una vergonzosa equivocación. Esa ola con toda su ira arrastro todos mis sentimientos encadenados a una gran piedra, tallada por los dioses a los que nunca recé, haciendo que esos sentimientos se ahoguen bajo el fondo del océano empujados por ella con sus propias manos.

Y, ¿ahora que hacer?, cuando la noche se vuelva aun más fría. Dejas una mancha en mi corazón que cada vez es más grande y mayor es el dolor que me causa cada día. Ya ni sé como reaccionar cada vez que pueda tener de nuevo tu presencia ante mí. Se que podría luchar, pero, ¿para que?, si alguien está ahora habitando dentro de tu corazón y crees que ese nunca podré ser yo, me podría apartar y huir avergonzado para siempre ocultando mi melancólico rostro, bañado por múltiples lágrimas que creía no tener, bajo miles de almohadas.

Sé que el estrafalario ángel negro y mofletudo me quiso enseñar la cruda realidad en la que estoy envuelto, no es la primera vez que me lo recuerda que sigo haciendo el gilipollas, y que puede ser por el resto de mis días. Ya caí más veces, pero siempre uno cree que la siguiente oportunidad va ser diferente pero todo al final siempre concluye igual.

Uno ve que cada pequeña cosa que hace ella es mágica y piensa que tu vida ya no volverá a ser trágica cuando ella te ofrece un lado de su paraguas para poder refugiarte de la intensa lluvia que cae. Pero sé que podría resolverlo llamándola por teléfono y pedirla en matrimonio, pero antes de que mi lengua saliera de paseo, me vería de nuevo solo y otro estaría ya con ella y con todo eso caer en una considerable locura de hacer algo que luego me pueda arrepentir y estar a cada paso que des, a cada noche que salgas, a cada movimiento que realices te estaré vigilándote. ¡Que grande eres Gordon!

Creo que allá arriba me esperan con el premio al gilipollas del año, tengo ya todos los honores. Pero tendría que ha verlo visto venir, tal vez lo viera, pero no lo quise reconocer. Ahora tendré que pagar por todo ello, podrían llamarlo cobardía, pero nunca sabré la verdad que existe tras la retorcida mente de una mujer. Ahora una dulce sonrisa, mañana una inicua mirada, donde llega el límite de saber cuando uno mete la pata y se convierte en un gilipollas, algo que es muy común en mí, a creer realmente que tiene el éxito entre sus manos y que no debe dejarlo escapar.

Podría cambiar de ciudad, siempre quise algo más que tu amistad. Cambiaría de nombre para que no pudieras encontrarme, pero aun cuando él te observa en mis ojos sólo hay vergüenza. Debería seguir mi camino, pero ya llevo mucho tiempo ratificando mi rumbo. Aun pienso que no todo es verdad, no sé si quiero saber toda la verdad, pero si hay algún otro quien asienta su vida por ti y morir, yo de aquí marcharía y mi nombre en las puertas del cielo gritaría y con estas manos lo destruiría.

El cura al que consulte, tras tener reflexiones asesinas, me contó que en mi alma esta mi salvación, pero más aun estoy sobre la balanza de los ángeles y bajo las ruedas de mi antigua pasión, aun podría en mi gusto conservar toda mi fe. Tal vez sea aun más imbécil por caer en semejante tentación. Son los oscuros mecanismos que hay indicados por grandes flechas, son por todas las catedrales que ya hemos destruido.

Podría vengarme, tal vez no sirva ya de nada, pero ni siquiera me veo yo en ese papel vengativo, o lo que me dicen sus amigas, que su hermano, el doble de grande que yo me podría matar por ello. A lo mejor consigo que no me importe una mierda si así puedo conseguir liberar toda la furia y rabia acumulada en estas últimas horas tras la visita del ángel negro y mofletudo que solo bajo de su nube para decirme que llevaba ya tiempo haciendo yo el gilipollas como un gran campeón, y razón no le faltaba y por lo menos alguien allá arriba se preocupaba por mí.

Uno lo piensa todo con frialdad y todo lo anteriormente dicho es una verdaderamente estupidez, y termina concluyendo que siempre nos comportamos como unos verdaderos gilipollas cuando creemos estar colados por alguna mujer. De nada sirve las refinadas palabras y los primorosos actos para llamar su atención. Solo ella y nada más que ella sabe como va terminar la historia y da igual cual sea el resultado, ella jugará con tus sentimientos mientras poco a poco tus expectativas se irán agrandando, para como un globo terminar que con sus manos sujetará la aguja que hará explotar ese maldito globo y así herir una vez más a mi quebradizo corazón y convertirme así y como dice la canción que mi destino no es otro que ser el Rey del Dolor.

No hay comentarios: