Rey del Dolor

jueves, 17 de abril de 2008

Leyendas urbanas, la Coca Cola


Hablemos con la veracidad que nos caracteriza, nula del todo, de un tema que cada vez atrae más a la sociedad y que en Internet tiene a su mayor divulgador, y no hablamos de sexo (pedazo de guarros que sois todos unos guarros), sino de las leyendas urbanas que abundan tanto por nuestra geografía y cultura del mundo mundial. De ellas, de las leyendas, se ha escrito y dicho muchas cosas, pero, ¿Qué es realmente una leyenda urbana?

Podríamos definirla como una historia corta moderna que muchos creen que se basa en hechos reales aunque en ciencia cierta son realmente falsas por su inverosimilidad con la realidad. También puede haber aquellas que parten de una historia real pero con el paso del tiempo y sobe todo del boca a boca la cosa termina por desmadrarse demasiado, incluso llegando a tener cada país su propia versión de los hechos.

Casi toda leyenda urbana empieza en “un amigo de un amigo me dijo que…” y así hasta el infinito y más allá. Hay de todas las clases, para cada cosa pero casi siempre buscando un tono de humor que hace que sea menos creíble para nuestros inocentes oídos, pero nunca se sabe, pero yo por si acaso nunca me daría un paseo por las alcantarillas de Nueva York.

Navegando por Internet y siendo lo menos originales posibles hemos encontrado ciento, miles, de leyendas urbanas, y cada cual la más estrambótica y exagerada posible. Hoy trataremos de aquellas marcas que han sido especialmente atormentadas por las leyendas urbanas, como aquella que nos dice que combinar en una copa Baileys con Coca Cola puede traer consecuencias muy perjudiciales para la salud, ya que al mezclarse con los jugos gástricos puede formar una gran bola estomacal que nos haría una perforación en el mismo estomago, y eso sería muy chungo. Menos mal que no me gusta el Baileys.

También nos cuenta la posible y extraña procedencia animal de la carne de los establecimientos del McDonald’s, donde nunca se dice que sus hamburguesas sean de carne de vacuno…entonces, ¿de que es?, ¿alguien lo sabe?

Pero la marca que más leyenda tiene es la Coca Cola, que desde siempre los médicos y nuestras madres nos han dicho que es muy perjudicial, sobre todo si se mezcla con güisqui varias veces durante una misma noche, pero no podemos dejar de tomar por ser adictiva y por ello deberíamos estar todos muertos aunque sea la chispa de la vida. De la Coca Cola hemos encontrado toda esta marea de leyendas urbanas:

En algunos estados de EEUU las patrullas de Caminos llevan botellas de Coca Cola un sus coches para poder quitar la sangre que queda en el pavimento después de un accidental atropello.

Se puede poner un buen filete de carne, cualquiera menos del Mcdonald’s, este podría cobrar vida. Ese filete mojadito en Coca Cola y este desaparecerá después de un tiempo.

Sirve para limpiar el inodoro, vacías una botella de dos litros y dejas el líquido en el retrete sin tirar de la cadena y el ácido cítrico quitará las manchas de la porcelana e incluso la porcelana podrá desaparecer.

Para la limpieza del coche viene de lujo, puedes eliminar las manchas de óxido de cromo del parachoques, además de la sangre si cometes algún atropello indebido. También sirve para limpiar la corrosión en los terminales de la batería del coche. Viertes la Coca Cola sobre ella y las burbujas harán el resto. Yo por cierto, prefiero las burbujas de la Freixenet.

¿Quieres aflojar un tornillo?, échale un vasito de Coca Cola a un trapo y se lo aplicas al tornillo durante unos minutos y verás que bien. Incluso ese trapo te deja el parabrisas transparente como el agua clara de las montañas.

Es como Don Limpio, también quita las manchas de grasa de la ropa. Colocas tu sucia ropa dentro de la lavadora, vacías encima una lata de Coca Cola, agregas el detergente y lavas el ciclo completo, la ropa quedará blanquísima.

Su ingrediente más activo en la Coca Cola es el ácido fosfórico, siendo su PH de 2.8, una barbaridad. Ese ácido es dañino para el calcio de los huesos y es uno de los mayores contribuyentes al aumento de la osteoporosis.

Si era capaz de hacer desaparecer un filete, en cuatro días es capaz de disolver un clavo. Además, para transportarlo, sus camiones deben llevar la tarjeta de “material peligroso”, solo reservado para materiales altamente corrosivos, “pa habernos matao”.

sábado, 5 de abril de 2008

Hemos vuelto

Hemos vuelto, ya estamos aquí. Tras una fase de desidia total de todos nuestros órganos vitales, pocos, pero alguno nos queda. Queremos, con el becario a la cabeza, por si hay que pegar a alguien, contaros nuestro mundo bajo nuestra múltiple visión, a veces borrosa por el alcohol…, bueno, siempre borrosa y triplicada.

Tras experimentan cosas paranormales y estar a punto de ver lo que hay al otro lado, hemos decidido que a partir de ahora vamos intentar volver ser los que éramos o peor, tras estos largos meses de inactividad total por falta de inspiración, de tiempo, de alcohol y de talento…bueno, para ser honestos, el talento nunca existió dentro de este equipo, salvo algo por parte del becario de la redacción a la hora de hacer los cafés.

Volvemos tras pasar meses perdidos en las grandes montañas nevadas de Madagascar. Allí vivamos como unos ermitaños hostiles y cascarrabias, donde realizamos estudios sobre cual es comportamiento del ser humano y cabral del siglo XXII y todo lo que se supone de su evolución ínter espacial a través de la filosofía ancestral del transito supino y el canon impuesto por el gobierno. En fin, que tuvimos que huir por que sino nos apedreaban por herejes y brujos al grito de “¡Muerte a los del SGAE!”. Algo que al hombre urbanita de los campos polares del sur de Nigeria le tiene sin dormir y también sin comer, aunque creemos que la causa de esto último puede ser otra, que aun no lo tenemos localizado.

En este tiempo el único que no dejo su espíritu de trabajo fue el becario. Ha pasado estos largos meses trabajando en un almacén clandestino chino en Taiwán cosiendo zapatillas de una conocida marca deportiva (la publicidad gratuita solo es para la cerveza y derivados del alcohol, que son los que nos da la inspiración), por un miserable sueldo, que posiblemente mejora el que nosotros le damos, por ello el muy jodio no quería volver con nosotros.

Vuelven las historias, las locuras, las mentiras, el surrealismo…si sigo así me hago político, que ganaré más dinero y me podré jubilar y mandar todo a la mier…, pero siempre recordar, la historia nunca nos enseñará nada. ¡Hasta pronto!