Desde muy pequeño mi juego favorito siempre ha sido jugar con un balón. Es con lo que más me he divertido desde que tengo memoria, y aun con 30 años sigo haciéndolo en un pequeño equipo de fútbol compuesto solo por buenos amigos de toda la vida.
Recuerdo que cuando salía del colegio y llegaba a casa, mi único pensamiento que tenía en mente era darle patadas a esa cosa redonda y poder meterle un gol a mi hermano mayor en la imaginaria portería que formábamos en el pasillo de nuestra pequeña casa.
Se que no fui un niño que viera mucho la televisión, yo solo quería jugar con mi pequeño balón, pero eso sí, cuando había fútbol en la tele, no había nadie que me moviera del sofá. Me quedaba extasiado y con los ojos muy abiertos viendo cada jugada del partido, y no me importaba quien jugase, sólo quería disfrutar del fútbol. Aunque por tradición familiar termine siendo un sufridor rojiblanco que aun lo paso bastante mal cada vez que acudo al estadio.
Mi primer gran recuerdo que tengo sobre el fútbol, fue la noche del 21 de diciembre de 1983, la mágica noche del doce a uno ante la débil selección de Malta. Oír el ambiente desde Sevilla entregada con la selección. Lleno hasta la bandera, animando en el estadio Benito Villamarín, ahora llamado Ruiz de Lopera, para lograr la clasificación para la Eurocopa de Francia. Ver la alegría de los jugadores en el último gol de Señor, que daba esa clasificación, cantado con los gallos de José Ángel De La Casa y el sentir de los aficionados con sus gritos de alegría por la calle con cada gol de España…me hizo ver que el fútbol era algo más que un deporte.
Pero cuando realmente me enamoré definitivamente de este deporte fue en aquel mes de junio de 1986, cuando a mi corta edad de nueve añitos vi como un pequeño jugador y algo rechoncho, vestido con una camiseta albiceleste y con el “10” a la espalda, fue capaz de ganar el solo el Mundial de fútbol que se celebro en México. En aquel momento Maradona se convirtió en mi gran ídolo, en el mejor jugador del mundo.
Esa selección Argentina estaba dirigida por Bilardo, quien no daba mucha confianza a sus aficionados por su forma de jugar tan mediocre. Si a esto le sumamos que salvo Maradona, el resto eran jugadores de medio pelo, ¡JODER! ¡VALDANO ERA TITULAR EN ESE EQUIPO!, todo auguraba un fracaso como en el Mundial del 82 celebrado en España, donde a Maradona en cada partido lo acribillaron a patadas. Pero en el 86 llego el “Pelusa” a su máxima expresión, y el solito fue capaz de llevar a la selección de Argentina a lo más grande y él coronarse como el mejor jugador de todos los tiempos, ya que ningún otro jugador había tenido tanta influencia en el destino final de un Mundial.
Ver a Maradona jugar en ese Mundial fue un verdadero placer para la vista. Como llevaba el balón pegado a su pie izquierdo, con esos regates en carrera, sus cintas al contrario y ese mágico toque capaz de poner el balón donde él quisiera y como quisiera, eso era simplemente arte. Y se vio desde el principio del torneo, Maradona era Argentina, daba igual quien jugase alrededor de él, el hubiera hecho campeón incluso al equipo donde yo juego.
Un momento mágico de ese Mundial fue el 22 de junio de 1986, en el estadio Azteca en México DF. Sobre el campo Argentina frente a Inglaterra. Eran los cuartos de final del Mundial de México. Esto era algo más que un partido de fútbol, era la venganza de la Guerra de las Malvinas y Maradona se convirtió en el héroe. Y fue en la prórroga cuando el “Pelusa” consiguió unos de los goles más polémicos del los mundiales, el gol de “La mano de Dios”.
Maradona recupero el balón fuera del área y con su mágica pierna izquierda intento meter el balón entre la defensas inglesa; pero el balón rebotó varias veces hasta que fue empujado hacia atrás y hacia arriba por el afán de despejar de un defensor inglés. En esto, Maradona estaba en fuera de juego, pero como venía el balón rebotado por un contrario, le habilito. Así que fue en busca del balón a la par que el guardameta Shilton, 15 centímetros más alto que él. Shilton salto con su puño a la par que lo hacia Maradona con su mano izquierda extendía y esté consiguió golpear el balón que se introdujo en la portería con la consabida celebración de Maradona y las protestas de los jugadores ingleses al arbitro, pero el gol subió al marcador.
Minutos más tarde vino “el Gol del Siglo”. Aunque el gol no fue tan impresionante en su definición, pero si lo bello que fue en su desarrollo. Maradona recibió el balón y se deshizo de dos contrarios. Desde el centro del campo empezó a correr con la pelota pegada a su pie izquierdo. Buscaba como pasársela a Burruchaga pero como veía que no podía siguió con el balón. Con rapidez fue llegando al área grande inglesa eludiendo a todo jugador inglés que se cruzaba en su camino, hasta que llego al portero, que con otra cinta mágica se deshizo de él y empujo el balón al a red consiguiendo así el mejor gol de toda la historia de los mundiales. Maradona hacía soñar a todo un país en que se podía ganar ese Mundial.
La final, tras eliminar a Bélgica en semifinales, fue contra la Alemania de Rummenigge, en un partido muy disputado. Aunque Maradona no marco pero fue el artífice del último gol con una grandiosa jugada, que daba a los albicelestes ganadores por tres a dos y con ello del último Mundial con gran calidad futbolística. Maradona fue elevado a los altares de los Dioses en su Argentina natal, Maradona era Dios.
Maradona no solo fue capaz de ganar él solo el Mundial del 86. Cuatro años más tarde, en el Mundial de Italia del año 90 fue capaz de llevar a su selección a la final y repetir rival pero esta vez con un diferente resultado. La Alemania de Matthaus, Klismann, Brehme…gano esa final a Argentina con un penalti más que discutido. Ese Mundial fue uno de los peores futbolísticamente hablando.
En el Mundial de EEUU disputado en el 94, se junto a una de las mejores hornadas de jugadores argentinos, Batistuta, Redondo, Simeone…con un Maradona renacido tras todos sus escándalos, daba para una selección capaz de todo. Pero todo se termino, allí fue la gota que colmo el vaso. Maradona dio positivo en el tercer partido de la liguilla y fue suspendido en pleno Mundial. Esa selección que por juego y sobre todo por jugadores iba para campeona se diluyo y quedo eliminada en octavos de final por la Rumania de Hagi, el “Maradona” de los Cárpatos. Maradona ya sancionado, no jugo ese partido.
No solo hizo grande a su selección Maradona. Tras su triste paso por el Barcelona, Maradona llego como salvador a un club medio del Calcio italiano como era el Nápoles. Era el año 1984 y el equipo se había salvado del descenso en la última jornada. El club nunca había ganado nada y fue con Maradona cuando consiguió sus únicos títulos, dos Scudettos y una Copa de la UEFA. Maradona se hizo grande en Nápoles y allí también fue donde calló en el infierno de las drogas.
Hay que recordar al Maradona jugador, ese que nos deleitaba con el toque de su pierna izquierda, ese jugador capaz el solo de ganar, no solo un partido, sino todo un campeonato. Ese jugador que nos hizo creer que Dios estaba sobre el césped y se convirtió en el mejor jugador de todos los tiempos.
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